Desperté convertida en sirena
mirando desde la arena blanca
de aquella playa azul
como el horizonte
se escondía para regalarme
el mejor atardecer para olvidar
los amores fallidos de mi vida.
Los delfines viajan fieles
a mi lado, dándome apoyo
en mi nueva vida marina.
Sin que ellos supieran
buscaba en las olas
a mi amado.
Nadaba entre los corales
entre los peces de colores
entre mis amigos los delfines
entre miles de amores
donde estaba aquel que
nadaba en mi corazón y
mi mente.
Me he convertido en una sirena
hundida en las profundidades del mar
encontrando a quien escribe para mí
en caracoles y almejas
pero sin poder salir con él
del oscuro oceáno.
Océano lleno de vida
pero que se ha llevado muy lejos
a quien escribía para mis amores
y consolaba mis llantos en la arena.
He subido a la arena
pidiendo que regrese aquél
que limpiaba las lagrimas de una sirena
que no se mostraba a nadie.
Sirena desnuda, sirena deseada.
Sirena que se ha quedado nuevamente
sola en aquella arena blanca
de olas azules,
que corre con los delfines
leguas marinas
buscando a su amado,
que la dejó en atardeceres como
el que observaba desde aquella
piedra, en la que se había
convertido su corazón.
*Escrito escuchando la canción La sirena de Maná, del CD Sueños líquidos*